Pues está claro, no?
Charlize Theron es la más bella del reino. Está claro que
para gustos se hicieron los colores, pero lo cierto es que la fantástica actriz
sudafricana llena completamente la pantalla en esta sui generis versión del
cuento de los Hermanos Grimm. Y no por la belleza, que éso es totalmente
subjetivo, sino porque tiene un carisma, una presencia, una elegancia y una
fuerza escénica con la que Kristen Stewart hoy en día no puede ni soñar.
Aclarado ese punto, lo más fácil sería comenzar esta crítica
como normalmente se está haciendo, citando aburridamente las otras versiones de
la historia que han aparecido últimamente, o esa sanísima revisión que parecen
revivir los cuentos de hadas en los últimos tiempos. Pero dejemos éso para
otros comentarios y otras críticas.
Rupert Sanders, sin rastro de la habitual torpeza o
mediocridad de los debutantes, filman un espectáculo visual de primer orden, en
lo que más destaca es precisamente el aspecto más visual. Hay mucho de efectos
visuales (maravillosos, por cierto), por supuesto, pero no se debería ignorar
la pericia visual de Sanders. Por momentos, el realizador obsequia al público
con imágenes de una belleza espectacular, bien por el uso del color y la luz
(Blancanieves, William, la manzana y la nieve...) o por lo pesadillesco de las
mismas (los árboles y la tierra atacando a Blancanieves). Por momento parece
como si quisiera convertirse en una mezcla de Tim Burton y el Ridley Scott de
Legend y Robin Hood. Inmejorables maestros, sin duda...
La épica del relato se ve resaltada por la partitura del
siempre magistral James Newton Howard, y la batalla final roza la perfección
por su efectividad, así como el prólogo. El sentido del humor, muy logrado,
corre como siempre a cargo de los enanos, aquí en manos de actorazos como Toby
Jones, Ray Winstone, Bob Hoskins o Ian McShane.
¿Cuál es el problema entonces? Pues algo tan sencillo y tan
grave como que la película pierde el ritmo en su segundo acto, y éso ocurre
porque es sin duda demasiado larga. Aligerar las pesquisas de Blancanieves y el
Cazador por el bosque habría solucionado el problema, porque lo cierto es que
hay algunos bostezos entre el público, y éso no es buena señal.
Menos mal que Chris Hemsworth da lo mejor de sí (seguramente
es un actor capaz de mucho más de lo que ha hecho hasta ahora, que es ser el
guapo de la película), y Kristen Stewart demuestra que tiene algo más de sangre
en las venas que la mostrada en Crepúsculo. Está correcta, no molesta, y
resulta creíble en los momentos más importantes, pero sigue abusando demasiado
de esa expresión "colgada" con mirada perdida-soñadora. Sam Claflin
poco puede hacer con su sosísimo personaje. Y Charlize Theron se mueve
peligrosamente entre el domino de los momentos más dramáticos y la
sobreactuación en otros (esos gritos... esas caras...).
En definitiva, una película recomendable, con muchos
aciertos y un fallo que le impide llegar a sobresaliente. Una lástima.
Lo mejor: Chris Hemsworth, la realización de Rupert Sanders
y el sentido del humor que aportan los enanos.
Lo peor: Es demasiado larga y se hace aburrida en algunos
ratos.
Totalmente de acuerdo con esta crítica.
ResponderEliminarGracias por comentar, Juan
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