Vaya por delante que nunca podré comprender el porqué de las odiosas comparaciones entre Francis Ford y Sofia Coppola. ¿Existe algo más estúpido? Comparar el cine del uno con el de la otra es como hacerlo con las películas de Scorsese y François Truffaut. ¿Tienen algo que ver? No. Pues a Sofia y a su famoso padre les pasa lo mismo. Cada uno se ha dedicado y dedica a un cine muy distinto, y ambos tienen sus defectos y sus muchas virtudes, cada uno en su estilo...
Dicho ésto, vamos a Somewhere.
Ésta, la cuarta película de Sofia Coppola, sigue fielmente la estela de lo que ha sido la carrera de la directora, por lo que no debería resultar una sorpresa la reacción que provoca. A quien les resultasen vacías y soporíferas Las vírgenes suicidas, Lost in translation y María Antonieta, volverán a echarse la cabezadita de su vida con Somewhere, y se exasperarán ante una película que no parece decir nada, en la que no ocurre nada, y cuya directora encuadra la peripecia vital de su protagonista con cámara fija y planos eternos.
Por el contrario, aquellos que disfruten con las obras previas de Coppola, se encontrarán con un nuevo caramelo de la neoyorquina. Es posible que, aunque sea del todo injusto decirlo (esta es, al fin y al cabo, tan sólo su cuarta película), Sofia Coppola ya haya filmado la que será su obra maestra total y absoluta, Lost in translation. Ésto quiere decir que Somewhere no es mejor que la cinta rodada en Tokio, pero aun así, para los fans de la autora, es 100% disfrutable. Cierto, no hay acción propiamente dicha. Sí, Coppola abusa de esos planos larguísimos que se extienden hasta el límite de la paciencia del espectador (ver ese principio con el coche dando vueltas y más vueltas, o la escena de Johnny con el maquillaje de efectos especiales cubriéndole toda la cabeza). Pero el estilo único e inconfundible que viene impregnando sus películas desde la primera, esa calma y contemplación extrañamente fascinantes, siguen tan vivas como el primer día. Y la crisis vital de Johnny Marco, un hombre en la cima del mundo que, sin embargo, y como suele ocurrir, vive una vida vacía, resulta un acertado retrato no sólo de lo absurdo que puede resultar Hollywood, sino la vida en general... La parodia del mundo del cine es clara, así como de los medios de comunicación y del show business italiano. en esta ocasión, Italia es quien ve parodiadas sus características más extravagantes, pero siempre desde el respeto, como lo fue Japón en Lost in translation. Hay vida, hay pasión, hay riesgo. Y éso es mucho más de lo que se puede decir de la mayoría de películas recientes.
Dicho ésto, vamos a Somewhere.
Ésta, la cuarta película de Sofia Coppola, sigue fielmente la estela de lo que ha sido la carrera de la directora, por lo que no debería resultar una sorpresa la reacción que provoca. A quien les resultasen vacías y soporíferas Las vírgenes suicidas, Lost in translation y María Antonieta, volverán a echarse la cabezadita de su vida con Somewhere, y se exasperarán ante una película que no parece decir nada, en la que no ocurre nada, y cuya directora encuadra la peripecia vital de su protagonista con cámara fija y planos eternos.
Por el contrario, aquellos que disfruten con las obras previas de Coppola, se encontrarán con un nuevo caramelo de la neoyorquina. Es posible que, aunque sea del todo injusto decirlo (esta es, al fin y al cabo, tan sólo su cuarta película), Sofia Coppola ya haya filmado la que será su obra maestra total y absoluta, Lost in translation. Ésto quiere decir que Somewhere no es mejor que la cinta rodada en Tokio, pero aun así, para los fans de la autora, es 100% disfrutable. Cierto, no hay acción propiamente dicha. Sí, Coppola abusa de esos planos larguísimos que se extienden hasta el límite de la paciencia del espectador (ver ese principio con el coche dando vueltas y más vueltas, o la escena de Johnny con el maquillaje de efectos especiales cubriéndole toda la cabeza). Pero el estilo único e inconfundible que viene impregnando sus películas desde la primera, esa calma y contemplación extrañamente fascinantes, siguen tan vivas como el primer día. Y la crisis vital de Johnny Marco, un hombre en la cima del mundo que, sin embargo, y como suele ocurrir, vive una vida vacía, resulta un acertado retrato no sólo de lo absurdo que puede resultar Hollywood, sino la vida en general... La parodia del mundo del cine es clara, así como de los medios de comunicación y del show business italiano. en esta ocasión, Italia es quien ve parodiadas sus características más extravagantes, pero siempre desde el respeto, como lo fue Japón en Lost in translation. Hay vida, hay pasión, hay riesgo. Y éso es mucho más de lo que se puede decir de la mayoría de películas recientes.
spoiler:
Y como siempre, Coppola demuestra un ojo único a la hora de escoger a la pareja protagonista. A un lado de la balanza, Stephen Dorff, soberbio en la recreación de un hombre sin ilusiones que poco a poco recupera la vida que ha perdido. Y al otro, Elle Fanning. Sólo un apunte sobre ella: apréndanse su nombre. Apréndanselo, porque va as er una estrella, si no lo es ya, después del añito que se ha pegado entre Super 8, Somewhere y la próxima de papá Coppola...
En definitiva, el siguiente capítulo de los curiosos retratos de vida de Sofia. Irritantes para unos, fascinantes para otros. Coppola nunca deja indiferente. Y ahí, en las múltiples interpretaciones que admite su obra, radica su genialidad.
Lo mejor: Stephen Dorff, Elle Fanning y ese algo especial que desprende el cine de la directora, y que es una mezcla de todo: actores, guión, música, fotografía... Y se nota especialmente en los minutos finales, excelentes.
Lo peor: En ocasiones, la realización llega a exasperar con tanto plano eterno... y para qué engañarnos, Coppola ha hecho películas mejores.
En definitiva, el siguiente capítulo de los curiosos retratos de vida de Sofia. Irritantes para unos, fascinantes para otros. Coppola nunca deja indiferente. Y ahí, en las múltiples interpretaciones que admite su obra, radica su genialidad.
Lo mejor: Stephen Dorff, Elle Fanning y ese algo especial que desprende el cine de la directora, y que es una mezcla de todo: actores, guión, música, fotografía... Y se nota especialmente en los minutos finales, excelentes.
Lo peor: En ocasiones, la realización llega a exasperar con tanto plano eterno... y para qué engañarnos, Coppola ha hecho películas mejores.
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