martes, 26 de julio de 2011

Green Lantern (2011)

Está claro que, hoy en día, en el cine es muy difícil innovar. Y en el subgénero del cine de superhéroes, más aún. Ya de por sí puede ser irónico hablar de innovación en una clase de películas que siempre se nutren de comics previamente escritos, con personajes ya perfilados a la perfección en sus páginas. Y aun así, ahí aparecieron en su día creadores como Richard Donner con su mítica Superman, película madre de toda una generación. O Tim Burton con sus Batman góticos y siniestros, casi más parecidos a sus villanos que al comportamiento clásico de un héroe. O, por supuesto, Chris Nolan con, también, Batman, la renovación total no sólo de una franquicia, sino de todo un género. En mi opinión, cuanto más realista y creíble es la aventura del personaje y los villanos contra los que se enfrenta, mejor acaba siendo la película. Probablemente, Bryan Singer y muy especialmente Matthew Vaughn también lo creen así, como demuestran sus aportaciones a la saga X Men.
Así, pues ¿dónde se sitúan Martin Campbell y su Green Lantern? Pues en el lado opuesto. En la fantasía más absoluta. En lo más clásico del género de toda la vida: villanos alienígenas tratando de destruir el mundo. ¿Hay algo de malo en ello? En absoluto. La dirección de Martin Campbell, uno de los artesanos más eficaces que hay, es siempre muy correcta, con momentos de brillantez. La aventura es entretenida y divertida. El ritmo es perfecto (o casi.... detalles un poco más abajo). Y sobre todo, Green Lantern es una fabulosa orgía visual, ejemplo de efectos especiales apabullantes. En la primera visita de Hal al planeta Oa (los mejores minutos de la cinta, por cierto) hay tantísimo que ver que los ojos no saben dónde mirar. Ni imaginarme quiero las horas que habrán pasado los actores frente a pantallas verdes.... En resumen, podría decirse que la película es algo así como una seguidora del espíritu fantasioso y juvenil de Los 4 Fantásticos, pero con la ventaja de que en ningún momento insulta la inteligencia del espectador, como sí hacían las películas de Tim Story. Green Lantern es para todos los públicos, sí, pero no cae en el ridículo infantilismo de los Cuatro de Marvel en el cine.
Ahora bien. Todos estos.... llamémoslos halagos, no quieren decir que la película sea excelente. No lo es. En absoluto. Le falta un mundo para acercarse siquiera a los resultados de las cintas citadas en la introducción. Y éso es porque el guión nunca jamás intenta asomarse siquiera a un atisbo mínimo de originalidad. No hay emoción, ni una clara identificación con los personajes. Ayuda, sin embargo, que Ryan Reynolds aporte su innegable carisma al personaje de Hal Jordan, pues es sin duda perfecto. No quiero decir que su actuación sea maravillosa (Reynolds no es lo que se dice un actor soberbio.... salvo cuando quiere y puede serlo, como en la magistral Buried), sino que es perfecto para el personaje. Blake Lively....pues lo que necesitaba, que era el físico espectacular, ya lo tiene de serie. Lo demás es un personaje plano donde los haya, cuya historia de amor con Jordan ralentiza la película por momentos. Y Tim Robbins y Peter Sarsgaard aportan algo de personalidad a dos personajes que tampoco son el culmen de la gloria guionística.
En resumen, Green Lantern es, simplemente, una película mejor de lo esperado, pero que todavía hubiera podido ser mucho, muchísimo mejor si hubiese habido algo más de esfuerzo en un guión pobre y torpe. Una lástima. 

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