jueves, 8 de enero de 2015

Big Eyes (2014)

Big eyes es la película más "normal" de Tim Burton en... ¿años? ¿toda su carrera entera? El caso es que cuesta recordar una película del creador de Pesadilla antes de Navidad que esté ambientada en el mundo real, en un tiempo real y que no tenga ni rastro de su personalísimo estilo gótico ni sus habituales argumentos fantásticos.
Big eyes es quizá esa película que esperaban los que se preguntaban si Burton servía para algo lejos de la fantasía o la adaptación de material ajeno. O a lo mejor no, vista la tibia recepción crítica y comercial con que se ha topado. Reacción bastante injusta, por cierto, porque Big eyes es una película, en una palabra, maravillosa. En su afán por contar la historia de Margaret y Walter Keane, Burton esconde tras la guerra pictórica que emprenden un amargo retrato de la convivencia matrimonial, del engaño y de la falsedad entre dos personas que supuestamente se quieren y comparten su vida juntos. La película funciona a la perfección en lo que pretende, que es contar una historia real sin faltar al entretenimiento y a la emoción, y de ambas cosas está sobrada gracias a su ajustado metraje (unos estupendos 100 minutos) y a un guión muy bien escrito y lleno de momentos emotivos, divertidos y bien planteados. Se va a considerar una obra menor dentro de su filmografía, seguramente, y en realidad es una película sencilla, pero a veces lo más sencillo es lo que mejor funciona y Big eyes funciona de maravilla, combinando drama y comedia y acumulando momentos que se quedan en la memoria, como el ejemplar cortejo de los dos protagonistas, la primera vez que Walter se apropia del trabajo de su mujer, la huida de Margaret con su hija y por supuesto el juicio.
En lo que sí que no hay discusión es en la excelencia de sus dos protagonistas. Christoph Waltz sigue demostrando ese carisma sin límites que posee y esa capacidad para acometer todo tipo de personajes, aunque parezca empeñado en acumular villanos en su curriculum. Escenas como la del juicio, cuando Walter ejerce como su propio abogado, deberían bastar para conseguirle todos los premios del año si la competencia no fuera tan fuerte. Amy Adams, por su parte, también sigue con su egoísta acumulación de personajes inolvidables de todo pelaje y condición que ella acomete con una profesionalidad y un talento que deberían ser ejemplo para todas las actrices que la rodean. Juntos, además, Waltz y Adams despliegan una química juntos absolutamente maravillosa.
En definitiva, una película casi redonda que funciona a la perfección dentro de sus planteamientos  y demuestra que Burton se puede manejar igual de bien en un cine más convencional que en sus habituales cuentos góticos y bizarros. Y en ambas tendencias sigue haciendo películas excelentes y siendo uno de los directores más personales y originales que trabajan actualmente.

Lo mejor: Casi todo y muy especialmente su gran pareja protagonista
Lo peor: No puede sacudirse de encima

No hay comentarios:

Publicar un comentario