miércoles, 22 de octubre de 2014
Drácula, la leyenda jamás contada (Dracula Untold, 2014)
¿Cómo puede una película de 84 minutos de duración ser aburrida? Llamándose Drácula. Esta Drácula, claro.
La película de Gary Shore, por llamarla de alguna manera, no tiene por donde la coja un perro. Fracasa por todas partes, como leyenda, como historia de horror, como película de acción, como melodrama de amor... no hay nada en que se salve porque el guión es tan malo y sobre todo tan soso que es imposible encontrar nada interesante. ¡Y sobre todo es que es aburrida! Pero mucho, además. Los bostezos del respetable son continuos a pesar del despliegue de medios y efectos visuales, y cuando termina queda la sensación en el espectador de que no nos han contado nada que no supiéramos y merezca la pena saber. Olvídense de la novela de Bram Stoker o de cualquiera de los sucedáneos que ha tenido el personaje en cine. Esto es otra cosa distinta que pretende ser más fiel a la historia de Vlad el Empalador (de ahí tanto lío con los otomanos) pero que únicamente acaba provocado desinterés y tedio.
El pobre Luke Evans, un actor de lo más interesante, hace lo que puede, pero es que no se puede hacer mucho más. Y menos aún rodeado por actores tan poco estimulantes como Sarah Gadon o Dominic Cooper.
Vamos, que es posible que la buena de Samantha Barks, la grandiosa Éponine de Los Miserables, se esté alegrando de que la hayan dejado fuera del montaje final...
Lo mejor: El esfuerzo de Luke Evans, la música y la fotografía.
Lo peor: Todo lo demás, y muy especialmente lo aburrida y sosa que resulta.
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