lunes, 12 de mayo de 2014

Ocho apellidos vascos (2014)


Después de convertirse en la película española más taquillera y exitosa de la historia, solo cabe hacerse una pregunta al enfrentarse a Ocho apellidos vascos. ¿Es tan buena y tan divertida como la pintan?
Pues sí y no. Está claro que la comedia española vive un gran momento, como demuestran otras propuestas como Kamikaze, La gran familia española o Tres bodas de más, con cuyo estilo a medio camino entre lo gamberro y lo romántico tiene mucho que ver Ocho apellidos vascos. Y lo cierto es que la cinta de Emilio Martínez-Lázaro, experto en comedias, es muy entretenida, tiene golpes muy buenos (el primer encuentro entre Rafa y Merche por un lado y Amaia y Koldo por otro, todo el episodio en la iglesia, la confesión de los novios con el cura, los breves episodios de Rafa como improvisado líder de la kale borroka, el viaje en barco... muchos) y trata con enorme valor e inteligencia un tema delicado como el del conflicto vasco llenándolo de humor muy acertado (atención a la secuencia de la manifestación). Pero todo esto no logra ocultar que la película tiende más hacia la simpatía que hacia la carcajada pura y dura. Dicho de otra manera: tampoco es tan divertida como se está diciendo y el éxito juega en su contra porque las expectativas son ya demasiado altas. Además, hay ciertas cosas del guión que no funcionan y el despliegue de tópicos sobre andaluces y vascos, especialmente en los primeros minutos de película, es no sólo abrumador sino también algo forzado.
Afortunadamente, las virtudes superan a los defectos, y nada sería lo mismo sin el reparto que ha reunido Martínez-Lázaro para la ocasión. Dani Rovira, que lleva años siendo uno de los cómicos punteros del país, debuta en el largo logrando algo tremendamente complicado: estar divertido y encantador sin exagerar, cosa que hubiera sido facilísima con el personaje de Rafa/Antxón. Tiene la nominación al Goya a Mejor Actor Revelación prácticamente asegurada. Lo mismo podría decirse de Clara Lago, a la que ya le van debiendo otra, y que parece empeñada en convertirse en la Emma Watson o Jennifer Lawrence española, o lo que es lo mismo, una pedazo de actriz que a pesar de su insultante juventud maneja a la perfección toda clase de géneros y personajes. Su carisma, su vitalidad, su mirada y su talento en pantalla son una alegría de ver. Pero las grandes estrellas son Carmen Machi y sobre todo Karra Elejalde. La protagonista de (en teatro) La tortuga de Darwin o Juicio a una zorra vuelve a exhibir esa comicidad descacharrante y arrolladora que tiene y con la que ya sedujo a toda España en Siete Vidas (más que en la insoportable Aída) en un personaje que además transmite mucha ternura por su bondad mezclada con intromisión. Elejalde por su parte está simple y llanamente soberbio, dando una lección de elegancia interpretativa y un maravilloso sentido del humor para reírse de sí mismo y de su tierra.
En definitiva, una película quizá no tan maravillosa como podría indicar su incontestable éxito, pero sí excelente para pasar un rato la mar de entretenido y divertido. Y romántico. Muy romántico a ratos, incluso. Avisados quedan los alérgicos al azúcar.

Lo mejor: El reparto y la desbordante simpatía de la propuesta.
Lo peor: No es tan graciosa como se cree, el desfile de tópicos cruzados no resulta demasiado creíble y la excusa argumental está cogida con pinzas (existiendo el correo, ¿de verdad lo más lógico es irse de viaje para devolver un bolso a una persona a la que no se conoce de nada, por muy "enamorado" que se esté?)

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