sábado, 17 de mayo de 2014
Godzilla (2014)
Godzilla, versión Gareth Edwards, no solo es infinitamente superior a su homónima prima de 1998 sino que además es la definición de lo que es una superproducción de verano, o lo que deberían ser, vaya.
La película de Gareth Edwards (por cierto, quién diría que apenas ha filmados dos o tres cositas antes de esto... maneja la cámara con una seguridad y un sentido del espectáculo que son una alegría para la vista) es primero y principalmente una cinta de aventuras y ciencia-ficción la mar de entretenida con apabullantes efectos visuales y unas batallas entre monstruos de distinto tamaño y pelaje que dejan con la boca abierta. No hay más que ver el brutal clímax, uno de los mejores y mejor hechos de los últimos tiempos, para darse cuenta de ello. Sólo con eso ya nos debería bastar porque tampoco pretende otra cosa. Hay mucho monstruo, todo luce espectacular, los diálogos no son Shakespeare pero se dejan escuchar sin que haya ganas de pegarse un tiro y no hay un solo momento para el aburrimiento. En definitiva, Godzilla funciona como un reloj. O casi.
Casi porque es cierto que la parte emocional de la historia (Ford, Elle y su hijo; la entente Ford-Joe funciona un poco mejor) no resulta interesante de puro vista mil veces que está ya. El destino de los personajes importa bien poco porque lo que interesa es ver los destrozos de los monstruos y especialmente al lagarto rey de todos los lagartos. Además, los personajes son tópicos hasta el hartazgo y hay una sensación de que sus dramas e historias se han hecho con una fotocopiadora, sin pensar nada y sin ni siquiera intentar añadir una gota de originalidad a la propuesta, cuando se ha demostrado perfectamente que se puede hacerlo (como en las últimas películas de superhéroes, por ejemplo, donde aparte de los protagonistas encontramos algunos personajes secundarios llenos de vida y complejidad).
Entre los actores sobresalen inevitablemente la siempre interesante y excelente Juliette Binoche en un breve pero intenso e importante papel, un Aaron Taylor-Johnson que lleva muy bien el peso sobre su espalda y logra destacar entre tanto bicho gigante (que son los reyes indiscutibles de la función) y sobre todo Bryan Cranston, un excelente actor al que ojalá se le haga el caso que merece ahora que ya ha terminado el fenómeno Breaking Bad. Ken Watanabe es otro excelente actor, pero aquí le toca bailar con la más fea y tiene a su cargo el casi único y además involuntario toque cómico de la película (o sea, cuando pronuncia el nombre de nuestro gran protagonista...), aunque hace buena pareja con Sally Hawkins, que es otra de esas intérpretes a las que da gusto ver en cualquier situación por su carisma y personalidad.
En definitiva, una excelente propuesta aventurera y fantástica para entretenerse con calidad en este incipiente verano de 2014. Más lagartos gigantes y más monster movies como esta o Pacific Rim, por favor.
Lo mejor: Lo entretenida que es, los efectos visuales, el espectacular clímax en San Francisco y el ritmo que tiene. Es la (casi) perfecta definición de un blockbuster veraniego.
Lo peor: El componente humano-dramático no funciona demasiado bien, en gran parte porque todos los personajes son una sarta de tópicos sin alma.
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