viernes, 30 de agosto de 2013
Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso (The Mortal Instruments: City of Bones, 2013)
Antes de empezar... no, no, no voy a mencionar los nombres de otras sagas recientes con personajes adolescentes. La razón es que el parentesco entre todas las que se le puedan ocurrir al lector y esta que nos ocupa hoy son realmente pocas. El amor adolescente, el tema sobrenatural y poco más. Vamos, que Cazadores de Sombras no es Crepúsculo, no es Harry Potter, no es Los Juegos del Hambre... sobre todo porque estas dos últimas sagas juegan en otra liga totalmente distinta y mucho más madura y adulta.
Vaya, ya las mencioné... en fin.
Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso es, para quien lo quiera ver, una película bien hecha. ¿Quiero éso decir que es la repera, lo mejor que se ha visto en la vida, una obra maestra? Pues obviamente no. Pero sí es una producción cuidada, muy correcta y con buen nivel en cada uno de sus departamentos técnicos, cosa que no todas las sagas juveniles pueden decir, por cierto... La fotografía es oscura y adecuada, el diseño de producción da vida acertadamente a los escenarios de la novela (aunque hay menos de los que aparecen en la letra impresa... quién sabe, lo mismo el escaso presupuesto no daba para más), la banda sonora funciona y los efectos visuales resultan creíbles. Por si fuera poco, la película es entretenida, se pasa en un suspiro y ofrece momentos de bien conseguida intensidad que pueden divertir y complacer también a los no fans de la prosa de Cassandra Clare. Es, en pocas palabras, una película la mar de aceptable y disfrutable para espectadores sin complejos que sepan lo que van a ver y quieran pasar un rato distraído y agradable. Así que basta ya de tanta gaita y de pedirle peras al olmo: la película es lo que es, en ningún momento pretende ser otra cosa, va al grano desde el primer minuto y encima da más de lo que se podía esperar. Sólo así se explica ese sentido del humor tan acertado, esa escena de amor que no por cursi resulta menos emocionante si se ha empatizado ya con los personajes (es la más lograda que servidora ha visto en mucho tiempo en esta clase de cine), y el ritmo sin freno que tiene la propuesta. Lo demás son prejuicios y ganas de machacar. En otras palabras: no va a pasar a la historia, y le falta todo para ser una gran película, pero ¿quién ha dicho que la intrascendencia no pueda ser buena cuando nos la pide el cuerpo?
Además, los actores funcionan bastante bien en los personajes. Lily Collins y Jamie Campbell Bower no tienen que esforzarse mucho para ser los Jace y Clary de la novela, mientras que Robert Sheehan brilla en el aspecto más cómico de la historia. Lena Headey poco pued ehacer con tan poco tiempo en pantalla, pero entre ella, Jared Harris, Aidan Turner y Jonathan Rhys Meyers aportan una nota de madurez interpretativa que le viene muy bien al conjunto.
¿Defectos? Pues aparte de todos los que se le quieran sacar desde el punto de vista de la originalidad y la sensación de dejà vu, el guión es algo errático en ocasiones, las cosas no quedan demasiado bien explicadas y hay una sensación de querer correr para abarcar mucho. Rhys Meyers, además, alterna la maestría que lo caracteriza con cierta sobreactuación puntual fruto de una lectura del personaje poco cercana al Valentine de la página impresa.
Pero esto es una película, señores. Y una que funciona francamente bien para lo que se ha propuesto conseguir.
Lo mejor: Lo entretenida que es y el buen sabor de boca que deja a quien le pida lo que puede dar.
Lo peor: La historia queda algo confusa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario