sábado, 9 de febrero de 2013

El Atlas de las Nubes (Cloud Atlas, 2012)

Está claro que el destino de los Wachowski es innovar y adelantarse a su tiempo. Éso, y ser unos incomprendidos. Bueno, más o menos.
Porque sí, de acuerdo, Matrix sí fue un exitazo, y lo fue porque llegó en el momento adecuado, cuando los ordenadores, Internet, y los móviles empezaban a formar parte de nuestras vidas. Había ganas de ver algo así, y Matrix fue la película, o la saga, que simbolizó el comienzo de la nueva era que vive el mundo. Todo ello, mano a mano con la fascinante mezcla entre acción, ciencia-ficción, artes marciales y filosofía, la convirtió en una obra de culto. Speed Racer, sin embargo, pasa por ser uno de los fracasos más sonados de los últimos años, aunque no faltan voces que la defienden.
Con El Atlas de las Nubes pasa algo parecido. Está diseñada para polarizar a audiencias y críticos a partes iguales. También ha fracasado estrepitosamente en la taquilla estadounidense, pero no sería de extrañar que, dentro de un tiempo (quién sabe si serán dos años, veinte o doscientos) fuese contemplada como una obra maestra del cine, o como uno de esos títulos de culto imprescindibles.
Aquí y ahora, lo que es la película de los Wachowski, dirigida a seis manos con Tom Tykwer, es una obra mastodóntica, ambiciosa (muchos dirán pretenciosa), compleja, no apta para todos los paladares... e indudablemente fascinante. Sí, porque guste más o menos lo que se nos cuenta, o irrite o no su planteamiento, es imposible (o debería ser imposible) negar que después de verla queda algo más que entretenimiento o adrenalina. Hay emoción, hay pasión, y hay una habilidad narrativa por parte de los tres realizadores admirable. no es nada fácil manejar tantas historias a la vez, ni hacerlo con tanta agilidad, y no sólo lo logran sin que nadie se pierda por el camino, sino que logran momentos de gran belleza y de una extraña emoción que desgraciadamente ya no es habitual en el cine. Además, Tykwer y los Wachowski extraen lo mejor de sus actores en unas escenas de diálogo brillantes. Los hermanos, además, despliegan todo su potencial visual en las escenas ambientadas en Seúl, totalmente marca de la casa, con esas persecuciones que son pura adrenalina post-matrix. Porque El Atlas de las nubes es muchas cosas a la vez. Es ciencia-ficción, es épica, es drama. Es... en una palabra, riesgo bien entendido, con sexo, violencia, desnudos, sangre. Abarca mucho y puede con casi todo.
Es verdad que el ritmo falla a veces, y que no todas las historias son igual de interesantes (la de Seúl, mismamente, se alarga demasiado, o la protagonizada por Jim Sturgess), pero la narración es tan mágica, tan poderosa, que no importa que la película no sea perfecta.
Además, como se dijo antes, los actores dan lo mejor de sí. Desde un soberbio Tom Hanks (ver su mirada cuando Zachry contempla un asesinato), hasta una Halle Berry que hacía mucho que no estaba tan bien, pasando por el siempre excelente Jim Broadbent y un elegante Ben Whishaw (ver cada una de sus interacciones con Broadbent), todos se prestan al extraño juego de Tyker, Lana y Larry con una entrega excepcional.
En definitiva, una película que requiere de tiempo para valorarla, de paciencia, y quizás de unos cuantos años para comprender toda su esencia.

Lo mejor: Las emociones tan intensas que produce, y el reparto casi al completo.
Lo peor: Podría haber sido más corta y no habría pasado nada, y tiene altibajos en su ritmo. Y es injusto incluirlo en "Lo peor", pero molesta un poco ver que Hugh Grant, incluso alejado de sus habituales comedias románticas, sigue poniendo las mismas caras de siempre.

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