Hay veces que a las películas no les hace falta ser magníficas para ganarse un lugar imborrable en el corazón del espectador. A veces, no es necesario un gran presupuesto, ni un director de primera clase, ni unos efectos visuales de los que dejan con la boca abierta. De hecho, en ocasiones, las películas pueden prescindir incluso de una historia original y arriesgada.
Ese es el caso de la película que nos ocupa.
Porque Un puente hacia Terabithia no es una obra maestra, ni el culmen de la maravilla técnica o artística. De hecho, tiene fallos que serán detallados en "Lo peor". Es, ni más ni menos, la película más hermosa filmada en años. En sus imágenes no hay excesiva belleza (el look del film es bastante simplón), pero la historia es un canto de amor a muchas de las cosa más bellas de la vida: la amistad; el primer amor, ese que nace sin esperarlo y sin entenderlo del todo, y que, sin ni siquiera un tímido beso, tiene más fuerza y sinceridad que cualquier romance adulto posterior; la inocencia, en una época en la que esta palabra parecen haber desaparecido de la infancia. Pero sobre todo, Un puente hacia Terabithia es la película emotiva y mágica que es por la defensa explícita que hace, a través de Jess y Leslie, del poder de la imaginación y del juego tradicional. Porque de lo que trata la película es de dos personas, entre la infancia y la adolescencia, a las que no les gusta el mundo en el que viven, e inventan uno a su medida. Y éso, para todos aquellos que fuimos niños antes de la era de los videojuegos, cuando aún se inventaban aventuras maravillosas para jugar y escapar de la rutina, significa que Un puente hacia Terabithia es una de las experiencias más fascinantes, emotivas y auténticas que podemos tener delante de una pantalla.
Y a través de las presencias maravillosas y los expresivos ojos de Josh Hutcherson (soberbio), AnnaSophia Robb (sólo molesta de ella su repelente voz.... qué pena, porque la chica es una maravilla) y la pequeña Bailee Madison (que aporta una ternura infinita a la relación entre May Belle y Jess), el espectador se pierde en los bosques de Terabithia y de su propia identidad.
Para todos aquellos que no se han olvidado del niño que fueron.... y de soñar.
Lo mejor: Casi todo
Lo peor: Los efectos visuales son muy de andar por casa, y sin duda podría criticarse que es una colección de tópicos, pero... ¿es que acaso la vida que vemos en los telediarios es diferente, desgraciadamente?
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