martes, 16 de diciembre de 2014
Mr. Turner (2014)
Mike Leigh consigue con Mr. Turner una película exactamente igual que el personaje cuya vida nos cuenta, William Turner. Es decir, logra una película de altibajos continuos, con tantas cosas interesantes como una absolutamente criticable, que es su duración. Casi dos horas y media. Demasiado para contar la historia del difícil carácter e infinitos contrastes de un artista genial.
La mano de Leigh con los actores y el plano es excelente, los diálogos rebosan inteligencia, la fotografía es absolutamente maravillosa (casi como un cuadro en sí misma... ver el uso de los colores y la luz que hace Dirk Pope), pero es eterna. Y lo que es peor, se hace eterna. Es una película en la que los ingredientes son excelsos y por eso se lleva el notable, pero el conjunto no acaba de funcionar de todo bien.
Y sobre todo se lleva el notable porque la interpretación de Timothy Spall no es una interpretación. Es Turner, sin más, igual que Daniel Day-Lewis fue Lincoln. Spall se ha sumergido en el pintor y se ha fundido con él de una forma extraordinaria, entre gruñidos y miradas, que merece todos los premios del universo fílmico.
Lo mejor: Timothy Spall, que vive dentro del personaje, y la asombrosa fotografía de Dick Pope
Lo peor: Su duración, indefendible e innecesaria
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