domingo, 15 de mayo de 2011

Piratas del Caribe. En mareas misteriosas (Pirates of the Caribbean. On stranger tides)

Piratas del Caribe.
Esa saga que es capaz de lo mejor y de lo peor.
La saga cuya primera entrega, La maldición de la Perla Negra, ha pasado a formar parte con todo merecimiento a la historia del cine de aventuras, con su apuesta por una historia 100% clásica, y su mezcla perfecta de misterio, acción, humor y romanticismo. Y la saga con dos secuelas en general mediocres (sobre todo El Cofre del Hombre Muerto, directamente un desastre con patas), que no supieron recoger el fantástico legado y la magia de la original.
Pero los miedos eran infundados a la hora de acercarse a esta cuarta parte. Porque Piratas del Caribe. En mareas misteriosas vuelve  por sus fueros más de lo que las dos secuelas previas  lograron jamás.
Lo primero que llama la atención es la clarísima voluntad por parte de Bruckheimer y sus guionistas, los inefables Ted Elliott y Terry Rossio, de que todo resulte menos artificioso y complicado.  Existe un deseo consciente por recuperar los orígenes de la saga, y por ofrecer algo más sencillo que haga pensar al espectador lo mismo (es decir, no mucho…. Ni falta que le hace), pero sin liarlo tantísimo (nunca comprendí por qué en En el fin del mundo los personajes debían cambiar de bando cincuenta veces… sólo para acabar en el que el público sabe desde el principio).  Y la verdad es que se agradece, porque la aventura resulta muchísimo más clara, menos absurda, y permite centrarse en lo que de verdad importa.
Porque, señores, esto es una película de aventuras. Desde el minuto uno, el guión pisa el acelerador  y no se detiene hasta el final. Persecuciones, duelos a espadas… todo se sucede con un ritmo endiablado que hace imposible el aburrimiento. El aspecto visual de la cinta, cuidadísimo desde la producción hasta la realización, es otro de los puntos fuertes. Los efectos visuales, obra de ILM, son excelentes, pero quiero destacar lo que sin duda es uno de los puntos fuertes de toda la saga, que es su dirección artística. El diseño de los interiores de los barcos, o de la propia Fuente de la Juventud, dejan la boca abierta.
Rob Marshall, acostumbrado a musicales y melodramas, maneja perfectamente las escenas de diálogo, pero se muestra algo torpón en las de acción. Éste no un género que domine aún, y se nota.
Pero sin duda lo mejor sigue siendo lo de siempre, es decir, Johnny Depp y Geoffrey Rush.  Sin duda, y aunque a mí me guste más en otras ocasiones, éste es el personaje para el que Depp ha nacido. Disfruta interpretándolo, y eso se nota. Además, el guión nos ha recuperado la mejor versión de Jack Sparrow, el canalla que todos amamos en los orígenes, sin esos excesos enormes a los que estuvo sometido en las secuelas. Su voz, sus andares, sus gestos, todo es perfecto en esta ocasión. Rush es, sencillamente, uno de los mejores actores del mundo, y con eso debería estar todo dicho, pero nunca deja de sorprenderme el enorme placer que es verlo en pantalla, sea Lionel Logue, Sade, Francis Walshingham o este Barbossa. Por si fuera poco, la relación entre ambos piratas, Sparrow y Barbossa, proporciona los mejores y más cómicos momentos de la cinta.
Entre los nuevos, Ian McShane es otro que disfruta como un enano, y por consiguiente hace disfrutar muchísimo al público. Penélope Cruz, por su parte, está correcta, su química con Depp es buena, y tiene algún que otro momento de cierta brillantez (el final de la secuencia de la Fuente, por ejemplo), pero su personaje aparece y desaparece sin mucho orden ni concierto. Es muy protagonista al principio y al final, pero queda muy diluida en el resto del metraje, y así poco más puede hacer Cruz.
Defectos también tiene…. Y lo peor es que el principal sigue sin corregirse. ¿Por qué una película tan simple ha de ser tan larga? ¿De verdad hacen falta casi dos horas y media de metraje para narrar esta historia? El romance entre Philip (correcto Sam Claflin... ¿nuevo Orlando Bloom a la vista?) y Syrena (la española Astrid Bergès-Frisbey… también muy correcta) es el clásico pegote sentimental,  y ralentiza la acción, pero tampoco molesta.
En realidad, poco hay realmente ofensivo en la cinta, por no decir nada…. Es una muy buena propuesta para entretenerse y disfrutar en el cine, que es muy lícito, y sobre todo es una reconciliación entre la saga y los que hubiesen perdido la fe en ella.

Lo mejor:  Que vuelve a ser Piratas del Caribe. Ésta vez sí. Y no me olvido de Johnny Depp y Geoffrey Rush, estupendos tanto juntos como por separado, ni de los tronchantes cameos de Keith Richards, Richard Griffiths y sobre todo Judi Dench.
Lo peor:  Es demasiado larga, Hans Zimmer repite la misma partitura de las películas anteriores sin cortarse un pelo (una decepción para los que nos consideramos sus fans), y…. por favor,  que Penélope Cruz se agencie un profesor que le enseñe a quitar el acento español cuando habla inglés.  Es increíble que Óscar Jaenada, con sus cuatro frases y media, se exprese infinitamente mejor.

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