"Al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años" (Abraham Lincoln)
Esta es una felicitación de cumpleaños, pero no una cualquiera. La mujer a la que va dirigida es de todo menos una persona cualquiera.
Esta es una felicitación de cumpleaños, pero no una cualquiera. La mujer a la que va dirigida es de todo menos una persona cualquiera.
Cuando Cristina Castaño aparece en pantalla o pisa el escenario se
hace el silencio. Como todos los grandes intérpretes, hace magia con el texto y
con lo que la rodea, sea en plató o en el teatro. Eleva cada línea de diálogo,
hace el texto y el personaje mejores incluso de lo que son sobre el papel,
salva a la perfección los momentos más difíciles o más flojos del capítulo o la
función. Y lo que es más difícil, se mueve con igual soltura en el drama y en
la comedia. Encoge el corazón del espectador cuando el texto es dramático y lo
hace reír a carcajadas cuando es comedia.
Cristina es la frescura de Paula Barreiro, la envidia y
maldad de la pérfida Lydia Celada, la chispa de Lucía, la sonrisa a medio
camino entre divertida y dura frente a la mirada inequívoca de Óscar Jaenada en
Días azules. Es la princesa de
Barcelona, dividida entre las responsabilidades de estado y el corazón. Es Elmira
y Mariana tal como las imaginó Molière, por distintas que sean. Es el
sufrimiento de Rocío Urquijo, condenada a la infelicidad por obra y gracia de
un novio infiel y egoísta. Es también, aunque estos trabajos se conozcan menos,
la fuerza arrolladora de la protagonista de Sin
plomo, uno de los mejores cortos hechos nunca en España, o el goticismo
puro de esa vampira arrebatadora en cuya piel se mete en The Other Side, otro magistral y muy premiado corto. Y es, por
supuesto, la inseguridad, las dudas, la inmadurez y el innegable encanto de esa
Judith Becker con la que ha conquistado las televisiones de muchos españoles,
desde donde sube a los altares del talento cómico interpretando las cuitas de
esta psicóloga que aconseja tanto como necesita ser aconsejada y ama a un
hombre veinte años mayor que ella, para su alegría y vergüenza. Pura
contradicción, lo que siempre es difícil de representar para un actor.
Es todos sus personajes y todos los que aún no ha hecho. Y mucho más. Es ella misma, única.
Es todos sus personajes y todos los que aún no ha hecho. Y mucho más. Es ella misma, única.
Cristina es música, porque ahí donde la ven es una
consumada cantante cuyos discos se venderían seguramente como churros si algún
día salieran a la venta. Aún no se ha dado el caso, pero mientras tanto pasea
su maravillosa voz por funciones de teatro propias y ajenas y por ciertos
selectos conciertos en los que la gente queda gratamente sorprendida porque “la
Cuchufleta de La que se avecina”
cante y además lo haga tan bien.
Cuando tienes a Cristina delante no cabe sino mirarla y
escucharla, tan magnética y carismática es su presencia y sobre todo su
personalidad. Dejando al margen su innegable belleza física, resulta sorprendente comprobar que es todavía más
hermosa por dentro. Es, en pocas palabras, una persona encantadora, generosa,
cercana, que te acoge aunque sea momentáneamente en su grupo de amigos como uno
más aunque no lo seas, preocupándose por ti, interesándose por lo que tengas
que decir y hablando contigo de cualquier tema con ese acento de su tierra
gallega que neutraliza a la perfección en sus trabajos y que le sale sin
control en cuanto lleva más de un minuto de conversación.
Cuando tienes la suerte de tratarla aunque sea brevemente
y combinas en tu cabeza a la Cristina actriz y a la Cristina persona, no puedes
más que sentir alegría y orgullo por seguirla.
Cristina, gracias por lo bien que te has portado conmigo
sin tener ninguna obligación de hacerlo, gracias por tu amabilidad, por tu
cariño, por tus miradas, por tus palabras, por tus silencios, por tu alegría,
por todo ese talento, por la felicidad que creas en los que te seguimos. Espero
seguir siendo merecedora de ello por mucho tiempo. Eres una de las mejores
actrices que tenemos en este país. Que nadie te diga nunca lo contrario.
No soy una gran conocedora ni aficionada al cine de Garci,
pero en You’re the one escuché una
frase que se me quedó grabada, una que le decía Lydia Bosch a Iñaki Miramón: “Lo más difícil y lo más importante en esta
vida es ser lo que tú eres, una buena persona”.
Gracias, Cristina, por ser sobre todo tan buena persona.
Feliz cumpleaños, maestra.
Querida Sibila de Delfos:
ResponderEliminarComo amigo tuyo que soy, ignorante pero aficionado de estos temas, quiero felicitarte por este maravilloso comentario que ha sido posible gracias tu amor a la literatura, tus capacidades sobresalientes para estos temas así como un corazón grande y lleno de amor para la literatura, el cine y el teatro. Soy consciente y observador del gran respeto, admiración y cariño que tienes hacia Cristina.
Gracias a nuestras conversaciones y a las veces que me has invitado a disfrutar de sus obras, he podido y puedo disfrutar de la calidad personal de Cristina, así como de su capacidad capacidad camaleónica que tiene como actriz fruto de su gran potencial.
Espero y deseo que sigamos muchos años disfrutando de Cristina nosotros y millones de espectadores no sólo en España, sino en todo el mundo.
Un fuerte abrazo y Felices Fiestas.